miércoles, 10 de agosto de 2022

000 Ven. Maestro Taisen Deshimaru.

 


La cruel garza engañada.

«Un sastre, que administraba por lo general las ropas para la congregación, tenía la costumbre de engañar a sus clientes y vanagloriarse por ello de ser más listo que los demás hombres.Pero un día, habiendo concertado un negocio importante con un extranjero, dio con un maestro de fraudes, y sufrió una gran pérdida.Y el Bienaventurado dijo: “No es esto un acontecimiento único en el destino de este codicioso sastre; en otras oportunidades (encarnaciones) ha sufrido reveses parecidos y al procurar engañar a los demás se ha perdido finalmente a sí mismo. Este mismo insaciable sastre ha vivido muchas generaciones antes que esta. En una de ellas vivió bajo la forma de una garza que había elegido casa cerca de un estanque. Cuando llegó la época de la sequía, dijo a los peces:–¿No estáis inquietos por vuestra suerte futura? Ahora hay poquísima agua, acaso menos de la que hace falta para alimentaros en este estanque. ¿Qué será de vosotros si por esta sequía se seca por completo?–Es verdad –dijeron los peces–, ¿qué será de nosotros?–Yo conozco un lago hermoso que jamás se seca –replicó la garza–. ¿No os agradaría que os llevase en el pico hasta él?Como los peces comenzaron a dudar de la honradez de la garza, esta les propuso enviar a uno de ellos a que viese el lago. Una gruesa carpa se arriesgó a correr la aventura en beneficio de todos, y la garza la llevó a ver un lago magnífico, devolviéndola sana y salva entre sus congéneres. Se desvanecieron entonces las dudas entre los peces, tornándose en una loca confianza en la garza, que se los llevó uno a uno del estanque, yendo a devorarlos sobre un magnífico árbol de esos que llaman varanas.En el estanque hallábase también un cangrejo, y cuando hubo devorado todos los peces, la garza sintió ganas de comérselo, y le dijo:–He transportado a todos los peces a un lago hermosísimo; ¿quieres que te lleve a ti también?–Pero ¿cómo me agarrarás para llevarme? –preguntó el cangrejo.–Te llevaré en el pico –dijo la garza.–Me dejarás caer si me llevas así. No quiero que me lleves –replicó el cangrejo.–No tengas miedo –dijo la garza–. Te llevaré seguro todo el camino.Entonces el cangrejo se dijo: ‘Cuando esta garza coge un pez, a buen seguro que no le deja ir al lago. Sin embargo, si me llevase realmente al lago sería magnífico; pero si falla, le cortaré el cuello y la mataré’.
–Vamos, amiga mía le dijo el cangrejo a la garza
–no serás capaz de sostenerme bien, pero nosotros los cangrejos tenemos una buena mano. Si me dejas agarrarte por el cuello con mis pinzas, iré a gusto contigo.Y la garza, que no vio que el cangrejo trataba de engañarla, consintió. Entonces, el cangrejo se agarró a su cuerpo con las pinzas, tan sólidamente como un par de tenazas, y gritó: ‘¡Adelante, en marcha!’.La garza, llevándole, le enseñó el lago, pero luego se dirigió al varana.
–Amiga mía, exclamó el cangrejo
–el lago está por aquí y tú me llevas por otro lado.Entonces la garza le dijo que él no era su amo y, mostrándole el montón de raspas de pescado, le advirtió que lo iba a devorar.
–¡Ah! Estos se han dejado comer por su estupidez, pero si yo muero moriremos juntos.Y diciendo esto, el cangrejo apretó con sus pinzas el cuello de la garza como aviso. La garza, sollozando, le pidió que le concediese la vida.
–Muy bien, baja, pues, y deposítame en el lago.Así lo hizo, pero el cangrejo cercenó su cabeza como un tallo de loto”. Al terminar el Buda esta historia, añadió: “No es la primera vez que este hombre es engañado, también en otras existencias lo ha sido y de igual forma”».
Ven. Maestro Taisen Deshimaru.