domingo, 28 de agosto de 2022

Textos y cafe




33. LA MANO DE MOKUSEN
Mokusen Hiki vivía en un templo en la provincia de Tamba. Uno de sus adeptos se quejaba de la tacañería de su esposa.
Mokusen visitó a la mujer del adepto y le mostró su puño cerrado.
«¿Qué quieres decir con eso?», preguntó la mujer sorprendida. «Imagina que mi puño siempre estuviera así. ¿Cómo lo llamarías?», preguntó él.
«Deforme», replicó la mujer.
Entonces él abrió su mano plana ante la cara de ella y dijo: «Imagina que siempre estuviera así. ¿Cómo lo llamarías?».
«Otro tipo de deformidad», dijo la esposa.
«Si puedes comprender todo esto», concluyó Mokusen, «eres una buena esposa». Y se marchó.
Tras su visita, esta esposa ayudó a su marido tanto a ahorrar como a administrar.