JOSHU EXAMINA UN MONJE EN MEDITACIÓN
Joshu fue a un lugar en el que un monje se había retirado a meditar y le preguntó: «¿Qué es, es qué?».
El monje alzó su puño.
Joshu replicó: «Los barcos no pueden permanecer donde el agua es muy poco profunda». Y se marchó.
Unos días después, Joshu volvió a visitar al monje y le hizo la misma pregunta.
El monje respondió del mismo modo.
Joshu dijo: «Bien dado, bien tomado, bien matado y bien salvado».
E hizo una reverencia ante el monje.
Comentario de Mu-mon: El puño alzado era el mismo las dos veces.
¿Por qué Joshu no lo admitió la primera vez y sí la segunda? ¿Dónde está el error?
Quienquiera que conteste a esto sabe que la lengua de Joshu no tiene hueso, de modo que puede utilizarla con libertad. Quizá Joshu está equivocado. O, a través de ese monje, puede que haya descubierto su equivocación.
Si alguien piensa que la percepción de uno excede a la del otro, no tiene ojos.
La luz de los ojos es como una cometa,
y la actividad zen es como un relámpago.
La espada que mata al hombre
es la espada que salva al hombre.