viernes, 12 de agosto de 2022

Venerable Maestro Hsing Yun


«La práctica de las seis paramitas nos exige aprender muchas maneras de lidiar con lo que nos rodea. En el proceso de redimir al ser propio y a los demás, es esencial que el aspirante a bodhisattva practique la concentración meditativa. La mayor parte de nuestras inquietudes son producto de la aflicción. Cuando nos hallamos sumidos en la codicia, la ira, ignorancia, el rencor y la envidia, no sentimos el impulso natural de beneficiar a los demás. En tanto demos cabida a las ideas engañosas, continuaremos en ese estado de confusión que nos impide ayudar y prestar servicio. En esas circunstancias, meditar constituye un ejercicio clave para acallar la mente y enfocarnos en nuestras metas, además de impulsar el desarrollo de las otras cinco paramitas.
Cierta vez, el Buda sonrió en el Pico del Buitre mientras observaba una flor que sostenía en la mano. Su sonrisa destelló como una chispa refulgente en el universo, revelando la profunda Verdad de la vida y dando inicio a la sabiduría infinita del Budismo Ch'an en China. Si preguntásemos: "Es el Ch'an una doctrina rígida o dinámica?", la mayoría respondería que es rígida. Muchos creen que meditar es tan solo sentarse con las piernas cruzadas y cerrar los ojos, pero, de hecho, esta postura no es más que un medio eficaz de desarrollar la sabiduría mediante la meditación. El verdadero Budismo Ch'an debe ser activo y dinámico. Como ya dijimos, podemos practicarlo cuando recogemos agua y leña, comemos y bebemos, caminamos, nos paramos, nos sentamos y nos reclinamos. El Ch'an está presente tanto en la quietud como en el movimiento, y hasta cuando arqueamos las cejas o parpadeamos. Se trata de una forma simple y distendida de relacionarse con el entorno»
[Venerable Maestro Hsing Yun]