Mente Zen, Mente de Principiante
Por eso es absolutamente necesario creer en la nada. Mas esto no quiere decir vacuidad. Hay algo, pero ese algo está siempre preparado para tomar alguna forma en particular, y en su actividad sigue ciertas reglas, teorías o verdades. Esto se llama naturaleza de Buda o el Buda mismo. Cuando esta existencia se personifica, la llamamos Buda; cuando la comprendemos como la suma verdad, la llamamos Dharma y, cuando aceptamos la verdad y actuamos como una parte del Buda o conforme a la teoría, nos llamamos a nosotros mismos Sangha.
Pero aunque haya tres formas de Buda, se trata de una existencia que no tiene forma ni color y que siempre está dispuesta a tomar forma y color. Esto no es una simple teoría. No es meramente la enseñanza del budismo, sino la absolutamente necesaria comprensión de nuestra vida.
Sin esta comprensión, nuestra religión no nos ayudará. Estaremos atados a nuestra religión y tendremos mayores inconvenientes por culpa de ella. Si ustedes se convierten en víctimas del budismo, quizás yo me sienta muy contento, pero ustedes no lo estarán tanto. Por eso es muy, muy importante esta clase de comprensión.
Cuando se practica el zazén en la oscuridad, es posible que uno oiga la lluvia que cae del techo. Después, la niebla maravillosa se deslizará por entre los árboles y más tarde aún, cuando la gente comience a trabajar, verá las hermosas montañas. Pero algunos se disgustarán al oír la lluvia mientras están acostados en la cama por la mañana, porque se olvidan de que luego verán salir el radiante sol por el oriente.
Cuando concentramos la mente en nosotros mismos, tenemos esta clase de preocupación. Pero cuando nos aceptamos a nosotros mismos como la personificación de la verdad o la naturaleza de Buda, no tenemos preocupación alguna. Pensamos “ahora está lloviendo”, pero no sabemos qué pasará después, y a la hora de salir a la calle, tal vez el día sea hermoso o haya tormenta. Y como no sabemos, lo mejor es gozar por ahora del sonido de la lluvia. Esta actitud es la más correcta.
Cuando uno se ve a sí mismo como personificación temporal de la verdad, no tiene dificultad alguna. Apreciará lo que lo rodea y se apreciará a sí mismo como parte maravillosa de la gran actividad de Buda, incluso en medio de las dificultades. Éste es nuestro modo de vivir.