Mente Zen, Mente de Principiante
Cuando se tiene dolor de cabeza, hay razones para ello. Si se conoce la causa de ese dolor de cabeza, uno se siente mejor. Pero cuando no se sabe, uno tal vez se diga “¡oh, qué dolor de cabeza tengo! Tal vez se deba a que mi práctica es mala. ¡Si mi meditación o mi práctica zen fueran mejores, no tropezaría con esta clase de inconvenientes!”.
Cuando las condiciones se interpretan de esta manera, no se logra una completa fe en sí mismo, o en la propia práctica, hasta tanto no se alcanza la perfección. En este caso, es tan grande la preocupación por salir adelante que me temo que no habrá tiempo para lograr la práctica perfecta. ¡De esa manera, no se librará uno del dolor de cabeza! Esta clase de práctica es más bien tonta, y no da resultado.
Pero, cuando se cree en algo existente antes del dolor de cabeza, y se conoce la causa que lo motiva, entonces uno se siente mejor, naturalmente. Tener dolor de cabeza está bien porque significa que se tiene bastante salud como para experimentarlo. Si se tiene dolor de estómago, es porque el estómago tiene bastante salud como para sentir el dolor. Pero si el estómago se acostumbra a estar mal, no se sentirá dolor. ¡Eso es terrible! Llegar al final de la vida por un dolor de estómago.