lunes, 23 de enero de 2023

Mente Zen, mente de Principiante

 


Mente Zen, mente de Principiante



La iluminación está ahí aun antes de que lo practiquemos. Mas, por lo general, solemos comprender la práctica del zazén y la iluminación como dos cosas distintas: aquí está la práctica como un par de anteojos y, cuando ejercemos la práctica, que es como ponernos los anteojos, percibimos la iluminación. Ésta es la comprensión errónea.
Los anteojos mismos son la iluminación y ponérselos es también la iluminación. Por lo tanto, hágase lo que se hiciere, o incluso si no se hace nada, la iluminación está ahí siempre. Así es como comprende la iluminación el Bodhidharma. “Uno” no puede practicar el verdadero zazén porque es “uno” quien lo practica; si no es uno el que lo hace, entonces hay iluminación y verdadera práctica. Cuando uno lo hace, se crea cierta idea concreta de “tú” y “yo” y se crea también cierta idea particular de práctica o de zazén.
De modo que aquí está uno, a la derecha, y allí el zazén, a la izquierda. Entonces el zazén y uno se vuelven dos cosas distintas. Cuando la combinación de la práctica y de uno es zazén, se trata de un zazén de rana.
Para una rana, su posición sentada es zazén. Cuando una rana salta, eso no es zazén. Esta clase de entendimiento equivocado desaparece cuando realmente se comprende que la vacuidad significa que todo está siempre aquí.
El ser completo no es la acumulación de todo. Es imposible dividir en partes una existencia entera. Está siempre aquí y siempre funcionando. Esto es la iluminación. Así, pues, en realidad no hay ninguna práctica en particular. En el sutra se dice “no hay ojos, ni oídos, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente...”. Esta “no mente” es la mente zen, que lo incluye todo.