Zen Do por Raymond Thomas
Introducción a la vía del Zen.
El Karma budista nos ofrece así una concepción de Ley moral. Somos perfectamente libres de nuestros actos perdiendo responsables, seremos también los beneficiarios o las víctimas.
Todo mal pensamiento, palabra o acción, cualquiera que sea el motivo, aun cuando fuera debido a la ignorancia (motivo por el cual en el budismo tanto la ignorancia como el error son considerados como vicios) son causa de un mal Karma. Lo que ha sido hecho, no puede después deshacerse.
Sin embargo, nos queda una posibilidad de modificar la orientación a la cual se dirige. Nos es posible no volver a caer en los mismos errores y no reeditar las mismas faltas. Por otro lado, si el efecto es proporcional a la causa, a una causa limitada corresponde un efecto limitado.
Al llegar la muerte, son las fuerzas kármicas, es decir las causas que todavía no han producido todos sus efectos, las que pasarán a la nueva existencia. Es a esta fuerza kármica que hemos dado el nombre de "Karma residual".
El nuevo individuo, que ya no será "físicamente" el anterior, pensará y actuará conforme al impulso suministrado por el karma residual recibido de su anterior encarnación. Continuará, por así decirlo, esa vida terrestre que acaba, así como ésta había prolongado una existencia precedente.
Un nuevo Karma individual empezará a formarse sobre las bases del precedente. Si, de existencia en existencia, este Karma individual mejora, si los deseos son cada vez menos potentes, si la sed de vivir se atenúa hasta desaparecer totalmente, entonces no quedará nada. Será el fin de toda existencia mate rial, luego de todo sufrimiento y se producirá la entrada definitiva en el Nirvana.
Veamos ahora como el Zen interpreta esta teoría del Karma. Esto nos permitirá entender más claramente los koanes y mondos.
Primero resumamos el capítulo precedente: Nuestros pensamientos y nuestros actos nos siguen. Lo que nos pertenece como propio son nuestras acciones, buenas o malas, con sus consecuencias.
El YO, en realidad no existe, es un conglomerado de partículas que siguen su propia ruta a través del tiempo. No hay, pues, ningún agente particular que cumpla la acción, ni nadie para aprovechar sus frutos. Hay, solamente, una sucesión de causas y efectos que se encadenan inexorablemente y no se puede decir si hubo un principio y si habrá un fin.
"Desconocido es el principio de este largo peregrinaje de los seres envueltos en la ignorancia, que, movidos por el deseo, siguen la rueda de las reencarnaciones y de las vidas, sin cesar, renovadas,"
SAMYUTTA NIKAYA