Dogen dice, en relación a la práctica :" Cuando se han acumulado años, meses de práctica, práctica en la que a veces uno deja rienda suelta, otra retoma las riendas. Entonces uno se despoja de la práctica de meses y años".
Despojarse de la propia práctica es como la postura que, al cabo de los años se despoja de sí misma, permanece recta, pero se suaviza, se libera de cualquier rigidez.
La práctica que se despoja a sí misma es no dejar ningún residuo, no apegarse a ella, no extraer de ella arrogancia. También es expresar el Dharma, sin necesidad de hablar.
Hace un tiempo escribí un articulo sobre una historia que se contaba hace tiempo. En otros tiempos, los campesinos, cuando cultivaban, dejaban siempre una parte de la tierra en barbecho. En ese lugar, los animales salvajes podían reproducirse. Al leer esta historia, me dije, en nuestra mente también es bueno mantener un espacio no cultivado, allí donde la vida se regenera. Ese lugar, donde el despertar brota sin cesar de la ignorancia. Si pretendes cultivarlo todo, estas muerto antes de estar muerto. Así mantienes el frescor.
Recibí la ordenación, más tarde la transmisión, siempre con la certeza de que no era el fin de algo, sino más bien al contrario, la vuelta de nuevo, al punto de partida. Evidentemente no es el mismo punto de partida, pero es como el trozo de tierra dejado en barbecho. Seguir haciendo que gire el diamante, no pararse nunca en una certeza, en una posición.
Teisho: "La palabra obtenida"
Raphaël Dôkô Triet.