jueves, 29 de mayo de 2025

Silent illumination: a chan Buddhist path to natural awakening / Guo Gu

Para la mayoría de nosotros, el apego a nuestros pensamientos y sentimientos, nuestros monólogos internos, define quiénes somos. Son todo lo que hemos conocido sobre nosotros mismos. Estamos completamente entrelazados con ellos, y nos resulta difícil entender que somos más que solo nuestras narrativas, gustos y disgustos, que originalmente somos libres. Las enseñanzas budistas apuntan al surgimiento momento a momento de fenómenos en nuestras mentes (sensaciones, concepciones) y dan a estos fenómenos mentales la etiqueta general de "continuo mental".

Este continuo mental se experimenta en diferentes niveles. En un nivel muy burdo, nuestra experiencia es la de un “yo”. Tenemos la sensación de que estamos aquí, separados de lo que vemos allí. Incluso cuando usamos un método de meditación, sentimos que estamos sentados, usando un método, y los pensamientos van y vienen, invadiendo nuestro continuo mental. Parece haber un "yo" que está sentado y experimentando "mis" pensamientos. Este “yo” se siente como un punto de referencia sólido, un centro a través del cual experimentamos todo lo que no es este centro. Por ejemplo, mientras lee estas palabras, probablemente vea su forma visual y escuche el discurso interno que provocan mientras las lee.

También sientes las sensaciones en tu cuerpo mientras lees y eres consciente del que está presenciando todas estas cosas. En otras palabras, estás tú y luego todas las cosas que estás experimentando. En este nivel muy superficial, sientes que hay una mente que contiene todos estos objetos, y que hay alguien que posee esta mente, aunque a veces esté desordenada. Incluso los pensamientos generados internamente son de alguna manera
experimentado objetivamente por el "yo" de ti. Sientes que eres el experimentador subjetivo y tienes un sentido de "yo" que está en oposición al mundo exterior.

Este sentido del “yo” es un subproducto del funcionamiento natural del cableado neurológico del cerebro, que genera un sentido del yo que nos ayuda a navegar por el mundo. Esta subjetividad, este sentido de un yo separado, no es donde radica el problema. La subjetividad es la función natural del cerebro. El problema radica en nuestro arraigado apego a este yo, mi y mío y el pensamiento discursivo que lo convierte en una cosa. Así que es nuestro apego a esta construcción mental lo que nos desvía de nuestra verdadera naturaleza. 

El Chan enseña que esta naturaleza está intrínsecamente libre de estas actividades mentales aleatorias y fragmentadas que van y vienen, surgen y perecen. Esa es su naturaleza: se liberan, instante a instante, a medida que van y vienen. 

Dicho esto, el no-yo no es un concepto que debamos tomar por fe, ni es un sistema de creencias particular que debamos aceptar sin reservas. Es simplemente como son las cosas. Incluso los neurocientíficos dicen que nuestro "yo" es solo patrones de disparos neuro-sinápticos que cambian continuamente. Cuando nos fijamos en algo que no existe, tomamos decisiones equivocadas y experimentamos las consecuencias: el sufrimiento.

Del libro:
Silent illumination: a chan Buddhist path to natural awakening / Guo Gu

[Traducción: Ricardo Dokyu.]