Vivir sin un conjunto de metas mezquinas, sin expectativas de logro, sin buscar sin promesas de recompensa. Tales cosas son tan ajenas a nuestros oídos modernos y a todas las instrucciones de entrenadores, maestros y gurús de estos días...
Antes de que Bruce Lee se volviera loco, dijo: "Sé como el agua, amigo mío". Antes de que Nietzsche se volviera loco, nos dijo: "Dios ha muerto". Antes de que Hemingway se abriera paso a toda velocidad hacia el infinito, nos informó: "Todo lo que tienes que hacer es escribir una frase verdadera". Horas antes de su muerte por crucifixión, Jesús imploró a Dios: "... perdónalos, porque no saben lo que hacen".
Nunca se hizo nada grande simplemente por una recompensa. Se hizo porque había que hacerlo. Se hizo para inscribir profundamente en nuestro pequeño trozo de vida una parte esencial de nosotros mismos antes de que también encontráramos nuestro camino a casa.
La lectura suele ser mejor cuando se comparte.
La escritura siempre se hace en silencio.