viernes, 7 de abril de 2023

000 Taneda Santōka




Taneda Santōka 種田 山頭火 poeta peregrino (1882-1940)
 “No busco el camino de los antiguos. Busco lo que ellos buscaban”, había escrito Basho. Santoka adopta su ejemplo.
Una vida atormentada, considerado uno de los mayores exponentes en la línea vanguardista del haiku, la espiritualidad y la naturaleza,desde la sinceridad de un corazón que luchó en forma honesta ante la adversidad (fué ordenado monje budista en 1929) “No soy otra cosa que un monje errante”, anota en su diario. “No hay nada que se pueda decir de mí excepto que soy un peregrino loco que ha gastado toda su vida de aquí para allá, como las plantas que flotan en el agua que va discurriendo de una orilla a otra". "Parece patético pero he encontrado la felicidad en esta vida miserable y tranquila. El agua fluye, las nubes pasan, sin nunca pararse ni establecerse. Cuando sopla el viento, caen las hojas. Como nadan los peces o vuelan los pájaros, yo ando y ando, y sigo adelante...

miércoles, 5 de abril de 2023

000 Palabras




㊗️ Palabras como calma, apertura, quietud, consistencia interior, certeza, bienestar, alegría, ternura, afectividad consciente, etc., son términos que se asocian a la experiencia meditativa. Estos son algunas de los beneficios que aporta esta milenaria tradición espiritual.




000 El silencio




De la misma manera que el sueño, el silencio tiene una gran importancia en nuestra vida. En el Budismo se considera que la actividad (karma) del cuerpo, de la palabra, del pensamiento, de la conciencia; ejerce influencia en la eternidad.

En la época actual, las personas son demasiado expansivas; cuando hablan, no hablan más que en función del resultado de sus palabras, a un nivel superficial, por diplomacia, por interés, por competición, etc. Las relaciones inter-humanas se vuelven complicadas, ansiosas y orgullosas. Por la práctica del zazen, aprendemos a mantener relaciones directas, naturales, no influenciadas por nuestro ego, y nos enseña la virtud del silencio. Ya que el cuerpo y el espíritu se encuentran en unidad natural. 

"En el silencio se eleva el espíritu inmortal".

Zen y las Artes Marciales
Taisen Deshimaru Roshi

martes, 4 de abril de 2023

000 Unsui (雲水)

 


Unsui (雲水)
Un término particular del Budismo Zen que quiere decir nubes (Un-雲) y agua (Sui-水) Es una de las expresiones que se utilizan para el monje practicante.
Esta palabra proviene de la frase Koun Ryusui (行雲流水), que quiere decir:
“Andando como una nube y fluyendo como el agua.”

000 Al inspirar, siento que mi aliento se adentra en mi vientre y en mi pecho.

 



Al inspirar, siento que mi aliento se adentra en mi vientre y en mi pecho.

Al espirar, siento que mi aliento sale de mi
vientre y de mi pecho.
Al inspirar, soy consciente de todo mi cuerpo.
Al espirar, sonrío a todo mi cuerpo.
Al inspirar, soy consciente de algunos dolores y
tensiones en mi cuerpo.
Al espirar, libero todos los dolores y tensiones de mi cuerpo.
Al inspirar, me siento bien.
Al espirar, me siento ligero.
Thich Nhat Hanh
Libro "La Paz está en tu interior. Prácticas diarias de mindfulness."

lunes, 3 de abril de 2023

000 Si grito el nombre de ....




Si grito el nombre de alguien y de inmediato responde: "¡Sí!" – esa es la verdadera naturaleza. La verdadera naturaleza no tiene nacimiento ni muerte. No puede incendiarse, mojarse ni cortarse con un cuchillo. Es completamente gratis y sin trabas.

 Como el prisionero que grita mientras es arrastrado, retorciéndose detrás de un caballo, las cadenas del karma nos arrastran por el camino del sufrimiento. Repetidamente, seguimos los ciclos de la vida, la enfermedad, la vejez y la muerte. Solo tu espada de sabiduría puede cortar estas cadenas.

 No importa cuán educado o respetado seas, si no has resuelto la gran cuestión de la vida o la muerte, eres como una persona que ha perdido la cabeza.

 Cuando nació el Buda Sakyamuni, señaló con una mano al cielo y con la otra al suelo y dijo: "Entre los cielos arriba y la tierra abajo, sólo 'Yo' soy santo". Este 'yo' significa la verdadera naturaleza.

 Todos ya tienen la naturaleza de Buda (la verdadera naturaleza), pero no pueden convertirse en Buda porque no se comprenden a sí mismos.

 Todo es verdadera naturaleza (gran 'yo'). Si aplicas esfuerzo a cualquier otra cosa que no sea encontrarlo, incluso el esfuerzo más pequeño, es un desperdicio.

 Maestro Zen Man Gong
 만공월면 / 滿空月面 Mangong

000 El Sutra de Hui-Neng

 



El Sutra de Hui-Neng - Parte 1

Sexto Patriarca del Budismo Zen
Traducido por la Rev. Yin Zhi Shakya,
Introducción por la Traductora al Español "Ver, es el propósito de la vida. - Hui-Neng Hui-Neng es el Sexto y último Patriarca del Budismo Zen (638-713), y se le considera el fundador de la Escuela Sureña del Zen. Hui-Neng vivió durante el tiempo de la dinastía de T'ang (619-906), que frecuentemente se considera el apogeo de la cultura China.
El desarrollo del Budismo Chino fue particularmente marcado durante esta era, ayudado por el patronato imperial. Hui-Neng se refirió a sus enseñanzas como las enseñanzas de lo inmediato, ellas están fundamentadas en el discernimiento directo de la naturaleza esencial del conocimiento. Como una prueba o demostración de su importante participación en la tradición Zen, su biografía junto con sus conferencias es el único manuscrito al que se le ha honrado con el nombre de sutra o "escritura", una palabra que sólo se usa para las enseñanzas del Buda, en la literatura Budista, como fueron narradas por Ananda.
¿Qué es un sutra? Hui-Neng mismo describió la palabra 'sutra' en sus "Comentarios del Sutra Diamante" como la expresión de los sabios, que le enseña a las personas que la escuchan, a trascender lo profano y realizar lo sagrado, deteniendo así la confusión para siempre. Se dice tradicionalmente que Hui-Neng había sido un leñador analfabeto del área de la frontera. Él obtuvo la iluminación cuando era un hombre joven y sin importancia, y sigue la historia diciendo, que heredó el rango Sexto Gran Patriarca del Budismo Zen. Subsecuentemente estuvo obligado a huir de la persecución de los envidiosos elitistas de los estratos superiores sociales, desapareciendo en las montañas. Hui-Neng resurgió en su madurez como el último de los Grandes Maestros del Zen, finalmente popularizando las enseñanzas entre todas las clases sociales. Aunque él mismo era analfabeto y expandió el budismo en el más simple de los términos, sus estudiantes y discípulos incluyeron escolares de la Escuela Confuciana como también monjes eminentes, e inclusive un maestro del canon Budista de la India.
La carrera de Hui-Neng tuvo un efecto incalculable en la diseminación del Zen en la China. De acuerdo con la biografía de Hui-Neng, documentada en los anales tradicionales del Zen, había treinta y tres personas conocidas como sucesores formales del Gran Maestro, que enseño el Zen abiertamente. La biografía agrega que había un número indocumentado de otros que obtuvieron la enseñanza y escondieron sus nombres y sus evidencias. Los nombres de diez de estos maestros escondidos han sido encontrados, aunque nada se sabe de ellos. Además de estos cuarenta y tres conocidos sucesores de Hui-Neng, el Gran Maestro del Zen, se dice también, que hay un sinnúmero de personas "que han despertado al Camino y trascendido lo ordinario" bajo el impacto de sus enseñanzas.
Esta traducción está basada principalmente en la traducción al inglés del manuscrito de una versión breve y antigua atribuida a un discípulo de Hui-Neng llamado Fa-hai que fue descubierto (830-860) entre los muchos trabajos desenterrados en Tun-huang. Las enseñanzas que el Sexto Patriarca del Budismo Zen exponía eran todas el mensaje completo y total del Gran Vehículo; ésta es la razón por la que se llama sutra. Las palabras son comunes, pero su guía está más allá de lo que podemos alcanzar; la expresión es fácil, el significado es claro.
Después de leer este sutra en sus diferentes traducciones al inglés, creí conveniente traducirlo al español para que todos nuestros lectores tuvieran la oportunidad que yo había tenido de poder leer una de las más famosas enseñanzas del Sexto Patriarca del Budismo Zen, como se le ha clasificado. Disfrútenla, y estoy segura que sacarán algo de ella. Ya que como dijo el Maestro Ming-Chiao para todos los que la leen, "Aquellos que su potencial natural es agudo, obtendrán lo profundo, aquellos que su potencial natural es torpe y apagado obtendrán lo superficial."
¡Y qué gran verdad dijo!
Y para terminar, no olviden nunca lo que dijo Hui-Neng,
"Ver, es el propósito de la vida".
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY Enero del 2002


El Sutra de Hui-Neng - Parte 2
Sexto Patriarca del Budismo Zen
Traducido por la Rev. Yin Zhi Shakya,
Historia Personal
La Realización de la Enseñanza y el Legado del Manto Cuando el Gran Maestro llegó al Bosque del Monasterio de las Joyas, el Gobernador Wei de la Provincia de Shao fue a las montañas con algunos oficiales del gobierno para solicitarle al Maestro que bajara a la ciudad y predicara al pueblo en el salón de conferencias del Monasterio del Gran Brahma.
Cuando el Maestro llegó a la tribuna, el gobernador, más de treinta oficiales, más de treinta escolares Confucianos, y más de cien monjes, monjas y seglares, se inclinaron al mismo tiempo suplicándole el escuchar la esencia de las enseñanzas.
El Gran Maestro le dijo a la multitud,
Queridos amigos, el bodhi es inherentemente puro; simplemente usen esta mente, y realizarán directamente la budeidad o su naturaleza búdica.
Queridos amigos, por ahora, escuchen el curso de los eventos a través de los cuales yo realicé la enseñanza. Mi padre era originalmente de Fan-yang, pero fue desterrado a Ling-nan, donde llegó a ser un campesino en la Provincia de Hsin [“Nueva”]. Desdichadamente para mí, también mi padre murió temprano. Con mi madre viuda me mudé a Nan-hai, donde sufrimos la pobreza y por lo tanto tuve que vender leña para vivir.
Un día un parroquiano que compró un poco de leña me pidió que se la llevara a su negocio. El comprador recibió la leña y yo dejé el negocio con el dinero. Ya afuera, me fijé en un viajante que estaba recitando una escritura. Al momento de oír las palabras de la escritura, mi mente entendió y comprendí. Le pregunté al viajante cuál era la escritura que estaba recitando. Él dijo que era el Sutra del Diamante. Entonces le pedí que me dijera dónde la había adquirido.
Él me dijo que la había obtenido del Monasterio de la Meditación Occidental en la Prefectura de Huang-mei en la Provincia de Ch’i, donde el Gran Maestro Hung-jen, el Quinto Gran Maestro, [del Budismo Chan], estaba enseñando a más de mil estudiantes.
Fui allí y escuché esta escritura que el Gran Maestro siempre recomendó a ambos, el clérigo y los seglares, diciendo que, si ellos cumplían el Sutra del Diamante, ellos verían su propia naturaleza esencial y realizarían directamente la budeidad. Oyendo esa explicación, sentí una afinidad preexistente. Un comprador me había dado diez onzas de plata para que pudiera proveerle comida y ropa a mi madre, y de esa forma poderme ir a Huang mei a visitar al Quinto Gran Maestro.
Después de haber dejado a mi madre establecida, me fui enseguida y llegué a Huang mei en treinta y tanto días. Allí le ofrecí mis respetos al Quinto Gran Maestro.
El Gran Maestro preguntó, “¿De dónde vienes y que quieres?”
Repliqué, “Soy un campesino de la provincia de Hsin en Ling-nan. He venido desde tan lejos a ofrecerle mis respetos a usted solamente porque busco ser un buda, nada más.”
El Gran maestro dijo, “Tú eres un sureño y un aborigen, ¿cómo puedes tú ser un buda?”
Le dije, “Las personas pueden ser sureños o norteños, pero la naturaleza búdica originalmente no tiene ni sur ni norte. Como un aborigen, mi estatus social no es él mismo que el suyo, pero ¿qué diferencia hay en nuestra naturaleza búdica?”
El Gran Maestro quería hablar más conmigo, pero observó que sus seguidores estaban alrededor de nosotros, así que me envió a hacer tareas con los trabajadores.
Le dije a él, “Mi propia mente siempre produce sabiduría. El no estar apartado de la naturaleza esencial de uno es en sí mismo una disciplina de bendiciones. ¿Qué trabajo quiere usted que yo haga?”
El Gran Maestro dijo, “¡Este aborigen es muy listo! No digas nada más. Ve a trabajar en el granero.”
De forma que me retiré a la parte de atrás del edificio donde un trabajador me puso a cortar leña y a desbrozar el arroz.
Pasé allí un poco más de ocho meses en esto, cuando el Gran Maestro me vio un día y me dijo, “Pienso que tu visión es digna de confianza, pero tenía temor que las personas malas te hicieran daño, así que no hablé contigo. ¿Te das cuenta de esto?”
Le dije, “No conozco tu intención. Esta es la razón por la que no me atreví a caminar enfrente del auditórium, por miedo a ser inconsiderado.”
Un día el Gran Maestro llamó a todos sus discípulos y dijo, “Les voy a decir, que para las personas en este mundo el asunto de nacer y morir es serio. Ustedes resuelven buscar innumerables bendiciones todo el día, y no buscan el salir del océano de miseria del nacimiento y la muerte. Si su propia naturaleza está confusa, ¿cómo pueden las bendiciones salvarles? Dejemos que cada uno de ustedes busque en su propia sabiduría, absorbiendo la naturaleza perceptiva de su propia mente básica y me compongan un verso para que me lo presenten. Al que haya entendido el gran significado, le legaré el manto y la enseñanza, y lo haré el Sexto Gran Maestro.”
“Esto es urgente, así que no se entretengan y se demoren. El pensar acerca de esto no es el caso – las personas que han visto la naturaleza esencial deben verla en el momento de mencionarla. Alguien como éste, puede verla incluso en la línea de batalla en medio de las espirales de las espadas.”

El Sutra de Hui-Neng - Parte 3
Sexto Patriarca del Budismo Zen
Traducido por la Rev. Yin Zhi Shakya,
Después que los seguidores habían recibido estas direcciones, ellos se retiraron diciéndose unos a otros, “El grupo de nosotros no tiene que despejar las mentes y concentrarse en componer versos para enseñárselos al maestro. ¿Cuál es el motivo de esto? Shen-hsiu el anciano mayor es ahora el mentor – él seguramente lo hará.
Si él quiere que nosotros presumamos componiendo versos, estaríamos perdiendo la energía mental.” Otras personas que estaban oyendo esto, acordaron todos poner su mente a descansar, diciendo, “Nosotros contaremos con el Maestro Shen-hsiu para hacer esto; ¿por qué preocuparnos en componer versos? Shen-hsiu reflexionó, “La razón por la que los otros no presentarán los versos es que yo soy su mentor. Debo componer un verso para presentárselo al Maestro – si no se lo presento, ¿cómo mi maestro sabrá lo profundo o superficial de la percepción y entendimiento en mi mente? Si mi intención en presentar los versos es buscar la enseñanza, entonces está bien; si es, buscar el rango de Gran Maestro, eso está mal – será igual a la de la mentalidad ordinaria. ¿Cómo podría ser diferente a usurpar el rango de un sabio? Si no presento un verso, nunca obtendré las enseñanzas. Esto es muy difícil, muy difícil.”
Finalmente Shen-hsiu pensó, “Será mejor si escribo el verso en la pared del pasillo, donde el maestro pueda verlo. Si el maestro dice que está bien, respetuosamente me presentaré y declararé que es mi composición. Si dice que no, he estado perdiendo años en las montañas aceptando el respeto de otros - ¿cuál será el camino que escogeré más adelante para practicar?” Esa noche, en el medio de la noche, sin dejarle saber a nadie, él cogió la lámpara y escribió su verso en la pared del pasillo sur, presentando su percepción y entendimiento.
El verso decía:
El Cuerpo es el árbol de la Iluminación,
La mente es como un espejo claro.
Púlelo diligentemente una y otra vez,
No dejes que se polvoree.
Habiendo escrito esto, Shen-hsiu regresó de nuevo a su habitación, totalmente desapercibido por todos. Shen-hsiu también pensó, “Si el Gran Maestro está conforme cuando mañana vea mi verso, entonces me habré conectado con las enseñanzas. Si él dice que no vale la pena, es mi propia ilusión – las barreras de mis hábitos existentes son múltiples, y no soy adecuado para obtener las enseñanzas. La mente de un sabio es difícil de comprender.” Mientras pensaba en su habitación, se sentía inquiero sobre si sentaba o se acostaba. Así continuó hasta el amanecer.

El Sutra de Hui-Neng - Parte 4
Sexto Patriarca del Budismo Zen
Traducido por la Rev. Yin Zhi Shakya,

Ahora bien, el Gran Maestro ya sabía que Shen-hsiu no había todavía traspasado el portón y que tampoco había visto su propia naturaleza esencial. En la mañana él llamó al artista Lu Kung-feng para que hiciera el mural sobre la pared del pasillo del sur.
De repente viendo los versos, el Gran Maestro le dijo al artista que no procediera con el mural, dándole las gracias por su molestia. “Las escrituras dicen que todas las formas son ilusorias”, dijo él. “Sólo deja el verso para que lo reciten las personas. Si ellos actúan de acuerdo con este verso, ellos evitarán caer en los caminos erróneos y dañinos; hay un gran beneficio en actuar de acuerdo con este verso.”
Él dijo a los discípulos que encendieran incienso y ofrecieran respeto al verso de forma de que pudieran ver su naturaleza esencial. Los discípulos recitaron el verso, y todos lo celebraron admirablemente. En el medio de la noche, el Gran Maestro, envió a buscar a Shen-hsiu a sus dependencias y le dijo, “¿Fuiste tú quien compuso el verso?” Shen-hsiu dijo, “Si, yo compuse el verso, pero no presumo de buscar el rango de Gran Maestro. Espero por su compasión, para ver si tengo o no, alguna sabiduría.” El Gran Maestro dijo, “Tu composición de ese verso indica que no has visto tu naturaleza fundamental.
Solamente has llegado afuera del portón; todavía no has entrado al interior. Si buscas la iluminación perfecta y sin par, con un entendimiento como éste, nunca la podrás obtener. La iluminación perfecta requiere que seas capaz de reconocer tu propia mente básica en una palabra, y ver tu propia naturaleza original, que no nace ni muere.
Cuando te ves a ti mismo todo el tiempo, momento a momento, sin ningún rezago ni demora por nada en absoluto, como uno es real, todo es real – miríadas de objetos son en sí mismos la semejanza como es. La Conciencia de la Semejanza como es, es la verdad real; si tú ves de esta manera, esa es la naturaleza inherente de la iluminación insuperable. “Vete por ahora y reflexiona por un día o dos.
Entonces, compón otro verso. Si veo a través de tu verso que has triunfado en cruzar el portón y has entrado, te otorgaré el manto y la enseñanza.”
Shen-hsiu hizo una reverencia y se fue. Cuando habían pasado muchos días, y todavía él no había sido capaz de producir un verso, el se sintió desfallecido de corazón e inquieto de espíritu y pensamiento. Él estaba como en un sueño. Ya sea si estaba caminando o sentado estaba intranquilo e incomodo. Dos días después, un muchacho que pasaba por el granero estaba cantando un verso.
Tan pronto como lo oí, realicé que el verso todavía no revelaba la esencia fundamental. Aunque no había recibido instrucción, ya conocía la idea principal, así que le pregunté al muchacho, “¿Qué verso es ese que estás cantando?”
El muchacho dijo, “¡Tú, aborigen! ¿No sabes que el Gran Maestro dice que para las personas en este mundo el asunto del nacimiento y la muerte es serio – si ellos quieren obtener la transmisión del manto y las enseñanzas, él hace que los discípulos compongan versos.
Si cualquiera ha realizado el gran significado, él le trasmitirá el manto y las enseñanzas y lo hará el Sexto Gran Maestro. El monje mayor Shen-hsiu escribió este verso sin forma, en la pared del pasillo sur; el Gran Maestro ha hecho que todos se lo memoricen, diciendo que si uno pone este verso en práctica, evitará caer en los caminos erróneos, si uno pone este verso en práctica ganará gran beneficio.”
Yo dije, “He estado aquí por cerca de ocho meses, golpeando el arroz con mis manos y nunca he estado en el auditórium. Por favor, llévame donde está el verso, de manera que le pueda ofrecer mis respetos.”

El Sutra de Hui-Neng - Parte 5
Sexto Patriarca del Budismo Zen
Traducido por la Rev. Yin Zhi Shakya,
Cuando el muchacho me hubo guiado al verso para ofrecerle mis respetos, yo le dije, “Soy analfabeto; por favor léemelo.”
En ese momento el teniente inspector militar de la Provincia de Chiang estaba allí, un hombre llamado Chang Chih-yung; él leyó el verso en alta voz. Después que lo hube escuchado, dije que yo también tenía un verso, diciéndole al teniente inspector que me lo escribiera. El teniente inspector dijo, “¡Qué extraordinario es que también tú compusieras un verso!”
Le dije al teniente inspector, “Si quieres experimentar la iluminación suprema, no tomes a la ligera ni les hagas desaires a los principiantes. Una persona del rango más bajo puede tener el conocimiento mayor, mientras que una persona del rango superior puede carecer del conocimiento práctico. Si menosprecias a las personas, habrás hecho un error incalculable.”
Mi verso fue como sigue: La iluminación originalmente no tiene árbol, Y no hay un espejo claro en ella. Originalmente no hay ni una sola cosa – ¿Dónde se puede acumular el polvo? Después que el verso hubo sido escrito, la comunidad completa estaba asombrada, y cada uno se maravilló. Ellos se decían los unos a los otros, “¡Qué singular y extraordinario! ¡No podemos conocer a las personas por su apariencia!
¿Cómo hemos podido haber empleado por tanto tiempo en función de criado a un bodhisattva viviente? Viendo el asombro y admiración de la gente, el Gran Maestro temió que alguien pudiera hacerme daño, así que borró el verso con su zapato y dijo, “Esto todavía no es la percepción de la esencia.”
Todo el mundo pensó que así era, pero el próximo día el Gran Maestro secretamente vino al granero, donde encontró que yo estaba machacando el arroz con una piedra atada a mi cinturón. Él dijo, "Las personas que buscan el Camino olvidan sus cuerpos con el fin de obtener la enseñanza; ¿será éste así?"
Entonces me preguntó, "¿Ya está el arroz listo?" Repliqué, "El arroz ha estado listo por mucho tiempo, pero todavía quiere cernerse."
El Gran Maestro golpeó el mortero tres veces con sus bastón. Inmediatamente entendiendo lo que el Gran Maestro quería decir, fui a su habitación, en la tercera posta, [en el medio de la noche].
Usando su vestimenta como resguardo o mampara, de manera que nadie nos viera, él me explicó el Sutra Diamante. Cuando llegó al punto donde dijo, "Deberás activar la mente sin vivir en nada," en el momento que él pronunció esas palabras, yo tuve la realización abrumadora de que todas las cosas no están separadas de la naturaleza inherente.
Entonces le dije al Gran Maestro, ¿Quién habría supuesto que la naturaleza inherente es originalmente e intrínsecamente pura?
¿Quién habría supuesto que la naturaleza inherente originalmente no nace ni muere?
¿Quién habría supuesto que la naturaleza inherente es originalmente completa en sí misma?
¿Quién habría supuesto que la naturaleza inherente es originalmente inmovible?
¿Quién habría supuesto que la naturaleza inherente puede producir miríadas de cosas?
Conociendo que había realizado la naturaleza original, el Gran Maestro me dijo, "Si uno no discierne la mente original, no hay ningún beneficio en estudiar las enseñanzas. Si disciernes tu propia mente y ves tu propia naturaleza esencial, eres lo que ellos llaman un gran hombre, un maestro de humanos y ángeles, un buda.

000 Cruce de burros y de caballos



Jo-shu (Nombre personal: Sramanera)  era nativo del norte de China. Cuando fue ordenado (a una edad bastante joven), visitó a Nan-sen con su maestro. ¿Sabes el nombre de este monasterio? preguntó Nan-sen, quien había estado tomando una siesta en su habitación. El niño dijo: Monasterio del Elefante Sagrado”.¿Entonces viste un elefante sagrado? preguntó Nan-sen. El niño respondió: No vi ningún elefante sagrado, pero vi un bodhisattva reclinado. Nan-sen se levantó y dijo: ¿Tienes tu propio maestro ahora? Sí, lo tengo, dijo el niño. ¿Quién es él? preguntó Nan-sen. A esto, el niño Sramanera hizo una reverencia formal que solo debe rendirse a su propio amo, diciendo: El frío primaveral todavía está aquí. Porfavor cuidate.” Nan-sen llamó a Ino-osho (que se ocupaba del monasterio) y le dio un asiento.

Un día, Nan-sen permitió que Jo-shu se encontrara con él en su habitación. Jo-shu le preguntó a Nan-sen: “¿Cuál es el verdadero Camino?”, “La mente ordinaria es el verdadero Camino”, dijo Nan-sen. “¿Es algo que debe alcanzarse o no alcanzarse?” preguntó Jo-shu. “Tratar de alcanzarlo es evitarlo”. dijo Nan-sen. “Cuando no tratas de alcanzarlo, ¿cómo conoces el verdadero Camino?” preguntó Jo-shu. A esta pregunta, la respuesta de Nan-sen fue muy cortés. “El verdadero camino no es cuestión de saber o no saber. Saber es tener una idea limitada de ello, y no saber es simplemente inconsciencia psicológica. Si quieres alcanzar lo absoluto, donde no hay duda, debes ser lo suficientemente claro y lo suficientemente vasto para ser como el espacio vacío”. De este modo, Jo-shu adquirió una comprensión completa del verdadero camino del zen.

Cuando Jo-shu tenía sesenta y un años, escuchó que su antiguo maestro en su ciudad natal no estaba bien, y viajó desde el sur de China para cuidarlo. Sus padres se enteraron de su regreso del sur y querían tenerlo en casa. Pero tan pronto como Jo-shu se enteró de los deseos de sus padres, dejó a su antiguo maestro antes de que llegaran.


Tema principal

Un monje le dijo a Jo-shu: “El famoso puente de piedra, lo acabo de ver; pero no era más que un simple puente de peldaños”, y pidió su respuesta. Jo-shu dijo: “Viste un simple puente de peldaños, pero no viste el puente real”. Entonces el monje preguntó: “¿Qué es el puente de piedra al que te refieres?” Jo-shu dijo: “Es lo que cruzan los burros y los caballos”.


Comentario de S Suzuki: Este monje se acercó a Jo-shu ignorando el prestigio del gran maestro y dijo: “No vi nada más que un puente de peldaños común”, y solicitó su respuesta. Jo-shu, a cambio, le dio un interesante problema de regalo, diciendo: "No viste el puente de piedra real, sino solo un puente de peldaños”". Ahora el monje estaba atrapado en la caja de regalo de dualidad de Jo-shu (problema intelectual: correcto o incorrecto, esto o aquello, fenómenos o noumenos, interacción de lo subjetivo y lo objetivo) y preguntó: “¿Qué es el verdadero puente de piedra?” Ahora Jo-shu, deseando liberar al monje de la idea de algún puente de piedra especial, respondió: “Los burros cruzan y los caballos cruzan”.

Esta forma habitual de instrucción no es como Toku-san o Rin-zai, quienes responden por medio de palos o voz de regaño, Jo-shu solo respondió con palabras simples y comunes. Este 'kōan' parece bastante común, pero no permite que te acostumbres a él.

Una vez, Jo-shu le preguntó a un monje principal del zendō (salón de prácticas zen) quién había construido el puente de piedra. El monje principal dijo: “Riyo lo construyó”. Jo-shu volvió a preguntar: “Cuando lo estaba construyendo, ¿en qué trabajaba? (es decir, ¿trabajó en el puente subjetivo o en el puente objetivo o qué?)” El monje principal no pudo responder. Jo-shu dijo: “La gente habla de este puente de piedra, pero cuando se les hace este tipo de pregunta simple, no pueden responder”.

Un día, cuando Jo-shu estaba limpiando el salón principal, un monje se acercó y le preguntó: “¿Por qué hay polvo para limpiar en el salón?” Jo-shu dijo, “porque el polvo entra desde afuera”. El monje dijo: “No puedo reconocer un salón puro y limpio que tenga polvo”. Jo-shu dijo: "Veo una pieza más de polvo aquí”. Ésas eran las costumbres del viejo maestro zen Jo-shu.

Se supone que el maestro zen es lo suficientemente fuerte como para permanecer fiel al camino, pero mucho mejor para no ser tan duro y seguir el camino.


Shunryu Suzuki

000 Cuando hablamos de meditación




Cuando hablamos de meditación, solemos pensar que la concentración en la postura no es una meditación muy elevada porque uno se pasa una hora sentado observando su cuerpo, viviendo su cuerpo, corrigiendo su postura. Pasar una hora sintiendo el hígado, la nuca, los hombros, las caderas, no parece muy transcendental. Pero el interés no reside en el objeto, es verdad, reside sobre algo muy simple. Reside en la postura. En este caso, no nos concentramos en Dios, el samadhi o no sé qué. Nos concentramos en la postura. Lo importante no es el objeto de concentración, es el sujeto. Y la iluminación, el despertar como suele decirse, no nace del objeto sino del sujeto, es decir del que observa. Y poco a poco nos volvemos íntimos con quién observa la postura, hasta darnos cuenta que esta conciencia que observa la postura está al mismo tiempo dentro del cuerpo, está al mismo tiempo por encima del cuerpo, está por delante, está por detrás. De hecho, es universal. Está por todas partes y es esto lo que es importante. Y todo esto, lo comprendemos observando, a fuerza de observar simplemente la postura. Y entonces sentimos una alegría inmensa porque nos damos cuenta que somos mucho más allá de lo que estamos observando. Y que somos capaces de observar, por ejemplo, dos lugares al mismo tiempo. Entonces, nuestra capacidad de conciencia es fabulosa. Somos al mismo tiempo uno mismo y estamos al mismo tiempo más allá de uno mismo. La respiración tiene también un papel muy importante en nuestra conciencia, en la observación de la postura. La respiración está fuera, está dentro, arriba, abajo. Así que nuestra conciencia está dentro, fuera, arriba, abajo. La conciencia es primordial para nosotros. Puede evolucionar hasta el infinito. Y entonces, si estamos atentos, concentrados, motivados, cada meditación es histórica, cada meditación es de una importancia capital. En el momento en el que nos sentamos, en que adoptamos la postura de meditación, enderezando el cuerpo y el espíritu, entonces esto se convierte en un momento histórico que abre nuevos espacios en el cerebro.

    José Antonio Offroy

000 La memoria de los tiempos antiguos





Un día Han You desplegó los cinco dedos de su mano y dijo que entre cada uno de ellos se alojaba la sombra de la primera alba.

Este tema, “la memoria de los tiempos antiguos”, es apasionante.En los años 80 se habló mucho de la memoria del agua. Los científicos recogían muestras de hielo a diferente profundidad en los casquetes glaciares y, al analizarlas, obtenían huellas de la época a lo largo de la cual el hielo había estado en contacto con la atmósfera.Esta misma experiencia se llevó a cabo con el carbón: memoria del tiempo cuando estaba en la superficie de la tierra o, inversamente, cuando ese mismo carbón recogido en la superficie de la tierra, ofrecía valiosas informa-ciones del tiempo en que estuvo profundamente hundido bajo la corteza terrestre. Todo ello para obtener valiosas informaciones de la vida, del clima, del calentamiento a lo largo de los siglos.

Lo que me interesa, sin embargo, y de lo que quiero hablar, es de la memoria que no se apoya en soporte alguno – ya sea el agua, el carbón o también esas huellas visibles en la piedra o en el interior de las grutas – pero que está ahí, presente, la memoria que Han You evoca: la sombra de la primera alba entre cada uno de sus dedos desplegados.

Sigo convencido de que aquello que un día nos conmovió y que ha hecho que estemos aquí hoy en este templo, está unido a esa memoria antigua. Una memoria de la que, por supuesto, no tenemos ningún recuerdo ni consciente ni inconsciente. Porque ¿podemos, de verdad, hablar de memoria o de huella indecible?

Esta memoria tiene que ver con la huella de los primeros días, con aquella noche lejana al cabo de la cual el Buda Shakyamuni despertó y también, sin ninguna duda, con algo más lejano aún.

Todos nosotros podemos notarlo en ciertos momentos del día, en el hueco de esa hora, cuando cesa el viento, callan los pájaros, se alargan las sombras, cuando todo en la naturaleza parece retener la respiración. En ese momento se instala un silencio maravilloso, inquietante casi, como si de pronto todo se volviera más ligero; un nexo invisible se establece con lo que nos rodea, como un hilo que nos uniera: seres sensibles y seres insensibles.

      Raphaël Doko Triet

domingo, 2 de abril de 2023

000 Hazte una luz


Buda Shakyamuni dio una de sus enseñanzas más famosas justo antes de fallecer. Hablando con su discípulo Ananda, quien estaba muy confundido por perder a su maestro, Buda dijo: «Haz del dharma tu luz. Confía en ello. No dependas de ninguna otra cosa. Haz de ti mismo una luz. Confía en ello. No dependas de nadie más».

Esta enseñanza del Mahaparanibbana sutta en el Canon Pali muestra una característica del budismo que es diferente de muchas otras religiones. En términos generales, la gente quiere creer que hay algo más allá de la vida humana ordinaria. Así que en la historia de la religión suele haber una entidad todopoderosa en la que la gente debe creer o un fundador con poderes especiales cuyas enseñanzas la gente tiene que seguir.

Pero Buda no dijo que después de su muerte deberíamos depender de una entidad divina o un maestro sagrado; dijo que deberías depender del dharma y de uno mismo. Si es así, ¿qué es el dharma? ¿Qué es uno mismo? En el budismo, entendemos el término Buda como la energía original de la vida. El término dharma se entiende como verdad: el principio último de la existencia. Pero este principio no es una idea abstracta, es algo real. El dharma como verdad real es el funcionamiento del camino de Buda: la energía original de la vida fluye y se desarrolla constantemente en todas las formas de la vida cotidiana. Significa que la forma de tu propia vida es idéntica a esa energía original. En otras palabras, la verdad no está en nosotros, la verdad no está sobre nosotros, la verdad no está con nosotros, la verdad somos nosotros. La verdad eres tú. La verdad es tu yo real. Depender de ese yo es depender del dharma.

Mucha gente cree que un ser espiritual es algo diferente de una vida humana ordinaria. Si eso fuera así, depender del dharma sería depender de algo místico, creado por nuestra imaginación, mitología o alguna divinidad. Pero el dharma no es así. Podemos depender del dharma porque el dharma no es algo separado de la vida humana.

Entonces, en el budismo practicamos una forma de vida basada en el hecho de que la verdad ya está viva en nuestras propias vidas y podemos depender de ella. Pero ¡cuidado! Depender de ti mismo no significa que rechaces a otras personas y hagas las cosas a tu manera. Significa que toca el núcleo de su vida y descubre una vida que vale la pena vivir.

Para llegar al núcleo de la vida humana, debemos prestar atención a la realidad de nuestra propia existencia y comprender el significado de la vida a través de nuestras propias vidas. Es por eso que el budismo llega a ser filosófico de manera muy natural. Pero el budismo no es una filosofía. La realidad que estudiamos no es una idea creada por el pensamiento filosófico, psicológico o mitológico. Es algo más que eso. Es el estado natural de tu vida antes de que surja cualquier pensamiento o idea.

Las enseñanzas de Buda revelan la profundidad de tu vida y te ofrecen una forma práctica de regresar a la fuente de tu ser. Allí descubres el dharma, la verdad real. Descubrir el dharma es la realización de la realidad; experimentas directamente la energía pura como el núcleo de tu propio ser y te das cuenta de que siempre puedes depender de ella.

Si dependes del dharma, la energía pura surgirá y aparecerá en tu vida cotidiana. Iluminará tu vida porque la energía original de Buda está viva dentro de ti. Esa energía emite su propia luz, brillando desde todo tu cuerpo, que otros pueden ver. Así que relaja tu lóbulo frontal, calma tu mente y practica vivir pacificamente en el dharma que está trabajando profundamente en tu propia vida.

Cuando el dharma como verdad, o el principio último de la existencia, se describe en la historia budista, se convierte en enseñanza budista, que también se denomina dharma. Entonces, a través de la enseñanza, puedes escuchar el mensaje del verdadero dharma. La enseñanza del Dharma habla sobre la sabiduría y la compasión basadas en la impermanencia y la interdependencia.

La enseñanza budista es complicada y practicarla todos los días es difícil, pero un ser espiritual es algo que puedes encontrar ahora mismo, aquí mismo, en ti. Este es el punto de la última enseñanza del Buda Shakyamuni. A través de la práctica real de estar con el verdadero dharma y encender la llama de tu fuerza vital en cualquier cosa que hagas, puedes darte cuenta de lo que estaba hablando el Buda Shakyamuni.


Dainin Katagiri


KODO SAWAKI - Preguntas y respuestas de un maestro zen

 


Dices: “Me gustaría ser como tú”. ¿Quieres ser tan feliz como los demás? Tu felicidad no se parece a la felicidad de ninguna otra persona. Has de descubrir tu felicidad por ti mismo.

Rodin dijo una vez que cada ser humano es artífice de su fortuna. Cada uno encuentra la felicidad a su propia manera. Cada uno afina su felicidad, cada uno la construye. Es importante que no pierdas de vista tu propia felicidad.
No importa cuál sea tu destino, es TU destino. Cada uno de nosotros ha de vivir su propio destino, en todo momento, en todo lugar. Ahí nadie puede ayudarnos.
Kodo Sawaki
Libro "KODO SAWAKI
Preguntas y respuestas de un maestro zen
Emilio J. Gómez

000 La meditación no depende de nada ni de nadie.



La meditación no depende de nada ni de nadie. 
Existe en instantes de libertad. 
Esto es... en el momento en que te sientas para nada, 
como se dice en la tradición zen, 
es decir, sentarse con un corazón abierto, receptivo y expansivo, 
sin que el ego sea el que controle la experiencia, adherido a las expectativas, 
en el tiempo en que tu ser reposa en el eterno momento del ahora, 
constatas que el gozo de quien tú eres, en verdad se manifiesta.

La práctica de zazen es el secreto del Zen



« Zazen es difícil, lo sé. Pero practicado cotidianamente es muy efectivo para la ampliación de la conciencia y el desarrollo de la intuición.
Zazen no solamente genera una gran energía, también es la postura del despertar. Durante la práctica no hay que intentar lograr lo que sea.
Sin objeto, es únicamente concentración en la postura, la respiración y la actitud del espíritu. »

La postura
Sentados en el medio del zafu (almohadón redondo), se cruzan las piernas en la posición de loto o de medio loto. Si ello no es posible, y se cruzan las piernas simplemente sin colocar el pie en el muslo opuesto, aun así es esencial que las rodillas empujen el piso. La columna vertebral bien derecha, el mentón entrado y la nuca estirada, la nariz en la misma línea vertical que el ombligo, se empuja la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza.

Se pone la mano izquierda en la mano derecha, las palmas hacia el cielo, los pulgares se tocan, formando una línea derecha. Las manos descansan en los pies, los cantos en contacto con el abdomen. Los hombros están relajados. La punta de la lengua toca el paladar. La vista está puesta aproximadamente a un metro de distancia en el suelo sin mirar nada en particular.

La respiración
La respiración zen no se puede comparar con ninguna otra, es muy antigua, en sánscrito se llamó 'anapanasati', solamente puede surgir de una postura correcta. Antes de todo se trata de establecer un ritmo lento, fuerte y natural, basado en una espiración suave, larga y profunda. El aire se expulsa lentamente y silenciosamente por la nariz, mientras que la presión debido a la espiración, baja con fuerza al vientre. Al final de la espiración, la inspiración se hace naturalmente. Los maestros comparan el aliento zen con el mugir de las vacas o con la espiración de un bebé que grita recién nacido.

La actitud del espíritu
Sentados en zazen, dejamos que las imágenes, los pensamientos, las construcciones mentales, que surgen del inconsciente, pasen como nubes por el cielo - sin oponerse ni agarrarse a ellos. Como los reflejos en un espejo, las emanaciones del subconsciente pasan y pasan otra vez y terminan por desvanecerse. Y llegamos al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todos los pensamientos (hishiryo), verdadera pureza.

Esa actitud de espíritu surge naturalmente de una concentración profunda en la postura y la respiración, y permite así controlar la actividad mental, resultando una mejora en la circulación cerebral.

En efecto el cortex (sede del pensamiento consciente) descansa durante zazen, mientras que la sangre fluye hacia las capas más profundas del cerebro, las cuales se despiertan de un estado de somnolencia, ya que están mejor irrigadas. Su actividad da la impresión de bienestar, serenidad, calma, liberando totalmente despierto, las ondas cerebrales del sueño profundo 'alpha' y 'theta' (consulte con respeto a ese tema las investigaciones hechas en la universidad de Komazawa en Japón)

El zen es muy simple, y al mismo tiempo bastante difícil de comprender.
Es cuestión de esfuerzo y de repetición, como la vida.
Simplemente sentado, sin objeto ni espíritu de provecho, si su postura, su respiración y la actitud de su espíritu están en armonía, entienden el verdadero zen, perciben la naturaleza de Buda.

           Taisen Deshimaru