sábado, 29 de marzo de 2025

Vigilia


Casi todos andamos como somnolientos, porque estamos distraídos con un montón de signos mentales que aparecen en respuesta a lo que estamos pensando, hablando y haciendo. Creemos que son normales porque así anda todo el mundo.
El enojo, el estrés, la lucha contra los otros, el chisme y la maldad aparecen como cosas lógicas y obvias porque creemos que son realidades inevitables y permanentes. La verdad es que no lo son.
La única manera de observar las perturbaciones mentales y las aflicciones emocionales es frenar la velocidad de los pensamientos y de los sentimientos. Es decir, verlos como objetos de la mente por medio de la mente misma. Se trata de llegar a un momento de concentración mental en la que no evaluamos, ni analizamos, ni amamos, ni odiamos. Se trata de tener al presente como fuente de referencia para que los sentimientos de odio surgidos de eventos pasados no tengan posibilidad de recrearse.
Pero tampoco se trata de dirigir los pensamientos hacia a un futuro. En otras palabras, la idea es cultivar el perdón hacia atrás y la liberación de las ilusiones hacia adelante.
No es necesario suprimir ni sublimar el pensamiento o las emociones; más bien lo que se quiere es algo que ya se tiene: estabilizar en el presente el estado de la mente interactuando con el medio externo. Sólo cuando la mente se conecta con la vida que la rodea puede nacer la bondad hacia lo que vive.
Cosas que creemos que son normales
Jorge Garcia Montaño
Info
Kalama Sadak (Jorge Garcia Montaño) inicia sus estudios de budismo en 1996. Luego de estudiar con maestros de budismo zen, tibetano y otras escuelas durante muchos años, se dedica a escribir textos, dictar conferencias y organiza retiros. En 2016 inicia una nueva fase en su formación y funda “Budismo Libre A.C.”, formalizando después de diez años todas las actividades que se realizan para dar a conocer y practicar el BudhaDharma desde un punto de vista abierto, libre y verdaderamente no sectario
.Para alguien que ha despertado su mente y aspira a practicar la Vía, lo primero y más importante es encontrar un buen maestro y un buen lugar para la práctica. Antiguamente, los monjes practicantes se ponían sus sombreros y sandalias de paja y viajaban por todo el país en busca de un buen maestro y un lugar para practicar. Hoy en día es más fácil encontrar información y decidirse por el maestro y la comunidad adecuadas para cada uno.
Tampoco debes olvidar que practicar la Vía de Buda significa dejar de lado al “yo” y practicar el no-egocentrismo. Dejar de aferrarse al yo y practicar el no-egocentrismo es olvidarse de la regla de medir que siempre llevamos en el cerebro. Por eso tenemos que seguir las enseñanzas del maestro y las reglas del lugar al cual hemos decidido ser leales, sin preferencias individuales o juicios sobre lo que es bueno o malo. Es importante, primero, sentarse silenciosamente en un lugar por lo menos durante diez años.
Si, por otro lado, empiezas a juzgar lo bueno y lo malo de tu maestro o del lugar donde practicas antes de que pasen estos primeros diez años, y empiezas a pensar que igual hay algún otro maestro o lugares mejores y te vas a buscarlos – entonces solo estás haciendo caso a la regla de medir de tu ego, que no tiene nada que ver con la práctica de la Vía de Buda.
Desde el principio tienes que tener claro que tu maestro no es perfecto: un maestro es simplemente un ser humano. Lo que es importante es tu propia práctica, que ha de consistir en seguir a tu maestro imperfecto lo más perfectamente posible. Si sigues a tu maestro de esta forma, entonces esta práctica es la base para seguirte a ti mismo. Por eso Dogen Zenji dice:
"Seguir la Vía de Buda significa seguirte a ti mismo" Genjōkōan (現成公按)
 "Seguir al maestro, seguir los sutras – todo esto significa seguirse a uno mismo. Lo sutras son una expresión de ti mismo. El maestro es TU maestro. Cuando viajas a lo largo y ancho para encontrar maestros, quiere decir que viajas a lo largo y ancho para encontrarte a ti mismo. Cuando arrancas cien malas hierbas, estás arrancándote a ti mismo cien veces. Cuando trepas diez mil árboles, te estás trepando a ti mismo diez mil veces. Entiende que cuando practicas de esta forma, te estás practicando a ti mismo. Practicando y entendiendo esto, dejarás de aferrarte a ti mismo y podrás conocerte por primera vez"
(Gizo-zanmai)
A menudo se dice que para practicar Zen es importante encontrar un maestro – pero en primer lugar ¿quién decide quien es un buen maestro? ¿No tomas esa decisión con la regla de medir de tus pensamientos (es decir: tu ego)? Mientras busques al maestro fuera de tu propia práctica, sólo agrandarás tu propio ego. El maestro no existe fuera de ti mismo: tu práctica de zazen, donde el yo llega a ser el yo, es el maestro. Esto decir, zazen sin realmente aferrarte a tus pensamientos.
¿Quiere esto decir que puedes practicar zazen tú solo sin ningún maestro? No, en realidad no.
El mismo Dogen Zenji dice en el Gizo-zanmai, a continuación de la cita anterior:
"Cuando aprendes que puedes conocerte a ti mismo y despertarte a ti mismo por tus propios medios, puede que llegues a la conclusión de que deberías practicar solo, hacer todo tu mismo, sin tener un maestro que te señale el camino. Es un gran error. Pensar que puedes liberarte a ti mismo sin maestro es una herejía que se remonta a la escuela de filosofía naturalista de la India.
Cuando practicas tú solo, sin un maestro, terminarás haciendo cualquier cosa que se te ocurra. Pero eso no tiene nada que ver con la práctica del budismo. Después de todo y en primer lugar, es absolutamente necesario encontrar un buen maestro y seguirle. Afortunadamente, todavía hay maestros en Japón que transmiten el Buddha-Dharma correctamente a través de la práctica de zazen. Sigue a ese maestro sin quejarte y siéntate durante al menos diez años. Después de estos diez años, siéntate otros diez años. Y después de estos 20 años, siéntate de nuevo durante diez años más – Si te sientas así durante treinta años, llegarás a un buen lugar desde donde contemplar el paisaje de zazen – y por tanto también, el paisaje de tu propia vida. Desde luego, esto no quiere decir que en ese punto termina tu práctica – la práctica siempre dura toda la vida."